La vaquita de lidia tiene miedo a los hombres y es que en su pasado, la han tratado mal.
Pero Luis nos enseña como con amor y paciencia, sin prisa y con dedicación, Margarita responde rindiéndose a las caricias y devolviéndolas con lametazos amorosos.
El voluntario vasco tiene un don especial con los animales y es que su extrema sensibilidad con ellos le allana el camino directo hasta el corazón de cada habitante, sin importar su especie. Siempre en un segundo plano, dejando que los animales sean los protagonistas de verdad, Luis prefiere grabar que ser grabado y sus vídeos, nos llenan de alegría y esperanza a todos los amantes de los animales.
Si quieres ayudarnos al traslado, y construir un nuevo hogar para Margarita, puedes donar en www.gofundme.com/tierrasparaelhogar.
Cada euro cuenta, ahora más que nunca, GRACIAS
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